Hace unos días se conoció que la empresa brasileña acusada de corrupción en varios países, incluido el nuestro, vendió sus acciones a la italiana Ghella con lo cual queda sellada su suerte en lo que respecta al nefasto soterramiento del Sarmiento.
Esa parte pasará a la constructora italiana Ghella, que ya tiene el 37,4 por ciento. De manera que la firma europea se quedará con el 70% del consorcio. El resto será para Sacde, la empresa de Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía, que se quedó con los activos que pertenecían a Iecsa, la empresa de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri. Cabe aclarar que no son pocas las fuentes que vinculan a Mindlin con negocios con el presidente e incluso con el magnate ingles Lewis. En definitiva no es mas que otra muestra de gatopardismo, cambiar para que todo siga igual.
Odebrecht no es la única firma que emprendió el éxodo del mayor proyecto local de infraestructura. A principios de año, la española Comsa pidió reducir su participación a un 1 por ciento. Además, pidió dejar de ser representante del consorcio y quedó sin cargos ejecutivos en el consorcio.
Cabe recordar también que la mayor parte de esa historia se escribió durante el gobierno anterior. La apertura de ofertas para soterrar el Sarmiento se hizo el 24 de mayo de 2006. En enero de 2008, la entonces presidenta le adjudicó el proyecto al consorcio integrado por Odebrecht.
Mientras se llevan al cabo todos estos tejes y manejes la obra continúa, es decir siguen sin escuchar a quienes nos oponemos ni tener en cuenta ninguna de nuestras alternativas, la misión parece bastante clara: terminar con el ferrocarril Sarmiento.
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