Como es de público conocimiento, el pasado lunes, en el PAN de las calles Gavilán – Carlos Gardel, en la localidad de Agustín Ferrari, una locomotora del ramal Merlo – Lobos envistió a un colectivo que cruzaba dicho PAN. El saldo fue de 2 personas fallecidas y varios heridos. Ya mucho se ha hablado al respecto, cabe aclarar que las barreras del PAN son manuales, lo que quiere decir que hay un guardabarrera que debe bajar las mismas cuando se aproxima cada tren. Esto significa que en este caso, la seguridad de los vehículos y de los peatones que cruzan queda ligada solamente al factor humano.
La mayoría de las fuentes coinciden en que el personal se quedó dormido y no salió de su garita a bajar las barreras, pero la misma suerte podía correr si en vez de quedarse dormido, sufría por ejemplo un desmayo o cualquier otro problema de salud que le impidiera cumplir su función. Esto no hubiera ocurrido si las barreras fueran automáticas, ya que el sistema, en caso de fallas, hace que las barreras queden bajas, de manera que no se pueda cruzar.
Estar en el Siglo XXI y todavía tener a menos de 50 km de CABA un ramal ferroviario que cuenta con barreras manuales y una sola vía es algo inaudito, las autoridades de transporte deberían haber tomado cartas en el asunto desde hace varios años. Ni hablar de que el ramal debería también estar electrificado al menos hasta la ciudad de Marcos Paz como se prometió infinidades de veces. Misma promesa se hizo infinidades de veces para el ramal Moreno – Mercedes. Lamentablemente todo quedó en palabras y a las palabras se las llevo el viento.
El solo hecho de tener doble vía, permitiría aumentar la frecuencia de trenes (hoy en día solo hay doble vía en las estaciones, con lo cual un tren no puede partir hasta que el que viene en sentido contrario llegue a la misma estación, de lo contrario colisionarían); y dicho aumento fomentaría el desarrollo de las localidades por las que el tren pasa. Si a esto se le agregan servicios diarios y directos hacia Once, el efecto producido se multiplicaría y sería un alivio para el bolsillo de los ciudadanos de esas ciudades que deben optar por alternativas mucho mas cara para movilizarse a su trabajo en CABA o directamente, en casos mas drásticos, el exilio autoimpuesto.
Mientras todo esto sucede en nuestras narices las autoridades están mas preocupadas por sepultar el ferrocarril con una obra carísima, inútil e innecesaria como el Soterramiento y no en solucionar los verdaderos problemas . Mientras un ramal del Sarmiento tiene estas deficiencias, que se podrían mejorar con inversión y decisión política, se decide soterrar y cercenar el ramal eléctrico de la línea, desmembrandolo del resto de la traza ferroviaria, tanto de la misma línea como los empalmes con la línea Roca y la San Martín existentes en Haedo, e imposibilitando que los trenes diésel de cargas y pasajeros puedan llegar a Once o al puerto a través del túnel 1912.
Teniendo un servicio con tantas deficiencias (sumemos las que tiene el servicio eléctrico entre Once y Moreno), ¿no sería mejor poner en condiciones óptimas lo ya existente?
Recordemos que hay estaciones que se han renovado que quedarían desafectadas en caso de que se complete esta obra (el caso de Villa Luro Caballito, Ciudadela, Ramos Mejía). Sumemos, además, que en varios tramos se han renovado las vías hace unos años ¿cuánto dinero se tira a la basura con esas renovaciones una vez que se termine el soterramiento? Definitivamente mucho, con tan solo una parte de ese dinero se podrían haber solucionado todos los problemas de los ramales diésel y eléctrico. Evidentemente las autoridades tienen las prioridades puestas en otros objetivos, menos en el ferrocarril y los usuarios.
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