Como infinidades de veces lo dijimos esta obra faraónica y nefasta no solo va a traer perjuicios técnico-operativos y marañas de corrupción también implica un endeudamiento del país (sumado a la reciente emisión de deuda centenaria) que terminaremos pagando todos los argentinos mas precisamente nuestros hijos y nietos.
El Gobierno hasta ahora gastó mucho menos de lo presupuestado en junio del año pasado, cuando dictó el Decreto 797/16. Allí el Gobierno previó una inversión de $ 45.000 millones en el soterramiento del Sarmiento: eran $ 300 millones ese año; $ 8.940 millones en 2017; la misma cifra para 2018; y $ 26.820 para los últimos tres años. Sin embargo, hasta mayo de 2017, Macri sólo pagó $ 1.086 millones.
Por eso, para el Gobierno es importante que se pueda conseguir algún crédito internacional, para que se pueda pagar la obra en 10 a 20 años, con una tasa de interés subsidiada por algún organismo internacional. Si se optara por soluciones mas económicas como los pasos bajo nivel se podrían financiar con el Tesoro Nacional sin necesidad de seguir endeudando al país.
Cuando la obra se termine (si es que se concreta) lo único que nos va a quedar además de un ferrocarril Sarmiento desmembrado es una deuda externa estrafalaria, terrenos ferroviarios vendidos a los buitres inmobiliarios y una empresa constructora que se va a ir del país llevándose millones de dólares y sin haber puesto un morlaco. En definitiva no solo perdemos los usuarios, pierde el país entero.
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