domingo, 5 de octubre de 2014

Día 44 Diario del Juicio de la Tragedia de Once

Tomado de Diario Latitud.

“Tenía goteras de agua en la cabina que me caían en la cabeza mientras conducía”.

No dejan de asombrar los testimonios de los motorman en el juicio por la tragedia de Once. La frase corresponde al primer testigo de ayer, Raúl Enrique Palacios. El maquinista que retomó la declaración luego del incidente con los abogados Fragueiro Frías y Dalbón, este último, expulsado del juicio por el tribunal.
Lo llamativo de ayer fue que no se hizo presente ningún abogado de la querella 1,ni la Dra. Virginia Cassola ,ni el abogado Antonio García socios del querellante Gregorio Dalbón. Palacios que entró a trabajar en el año 1983 contó con detalles las deficiencias de la línea Sarmiento y más precisamente lo que pasaba en las cabinas de los trenes.“Los pisos estaban emparchados y los techos picados y oxidados, entraba agua en la cabina y no había ventilación en verano”.
Los dos testigos de ayer hicieron hincapié en las falencias del servicio, un tercer testigo de apellido Fernández, fue desestimado por la defensa del maquinista Marcos Córdoba.
Luego de las preguntas de la querella 3 del abogado Leonardo Menghini, Palacio volvió a reiterar que se entraba al anden de Once “A ojo”, “al tacto” o por “experiencia” porque los Toshiba no tenían velocímetros. Que la velocidad promedio podía ser 12 Km. o 20 Km. pero nunca exacta.
El segundo testigo Gastón Fabián Carrizo, ex motorman y ahora instructor técnico de conductores manifestó que se va “calculando la velocidad” y muchas veces depende del “exceso de pasajeros” que lleve el tren. Carrizo coincidió con Palacios en el estado de las cabinas y el deterioro de los comandos.
“El estado de los coches no era bueno, faltaban vidrios ventiladores, luces, y los parches en los pisos eran como poner una alfombra” preciso.
-¿A que velocidad entra Ud. en la terminal de Once? Le preguntó el fiscal Fernando Arrigo.
-“No sé, lo hago por instinto. Sí el tren viene cargado bajo la velocidad, pero el freno se pone largo, no eran los adecuados, algo muy común de todos los días”.

Los 5 maquinistas entre las audiencias de lunes y martes, dejaron claro el deterioro que sufría el Sarmiento, en particular los frenos y la falta de velocímetros. Que manejaban a ojo y que los Toshiba eran formaciones obsoletas. Que la empresa TBA no invirtió en material rodante, ni en mantenimiento y mucho menos en temas de seguridad.
Cada uno de los motorman declaró acerca de escenarios posibles o experiencia de frenado de cada formación que le tocaba, y cada uno también tenía su “librito” de cómo transportar 300.000, o 400.000 personas por día. Desinversión y corrupción fue el "combo fatal" para terminar en una tragedia que dejo 52 muertos y más de 700 heridos.

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